Conducir con lluvia
En especial, hay que:
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Tener especial cuidado con los peatones, ellos también tienen reducida la visibilidad por los paraguas, abrigos y capuchas, esquivan charcos y se apuran para intentar no mojarse demasiado y pueden sufrir patinadas y caídas.
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Disminuir la velocidad, porque al bajar la velocidad aumentará la superficie de contacto-fricción de las ruedas con el suelo.
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Tener en cuenta que con el pavimento mojado, se necesitará más distancia para frenar, por lo tanto, hay que aumentar la distancia entre vehículos a 4 ó 5 segundos.
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Estar atentos ante la posibilidad del “hidroplaneo” que se produce cuando hay agua en el camino, porque las ruedas pueden perder todo contacto con la superficie, y el vehículo se desliza sobre el agua (“aquaplaning”). En esas condiciones cualquier toque en la dirección o una ráfaga de viento hace desviar al auto. En caso de hidroplaneo, hay que soltar el pie del acelerador pero no apretar el freno para reducir la velocidad
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Siempre encender las luces de posición y bajas para aumentar su visibilidad.
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Ante el más mínimo indicio de lluvia o ante pavimento mojado, siempre hay que disminuir la velocidad. Aunque llueva poco, la calzada puede estar resbaladiza debido al polvo y aceites que se mezclan con el agua, y los neumáticos pierden adherencia. Se corre el peligro de patinar.
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Estar muy atento a las señales de calzada resbaladiza que alertan sobre asfaltos problemáticos.
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Siempre maniobrar y frenar con suavidad, y tomar más distancia de los vehículos que van adelante.
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En caso de patinadas o giros en falso, soltar el pie del acelerador y luego comenzar a acelerar muy suavemente. Nunca hay que pisar el freno.
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Evitar hacer maniobras bruscas