Hace pocos días, la muerte de una joven promesa olímpica, el atleta lanzador de jabalina Braian Toledo, de 26 años, conmocionó al mundo del deporte argentino. Al volante de su moto, tomó a alta velocidad un lomo de burro y salió volando para caer contra el asfalto, arrastrado por la fuerza de la inercia más de 45 m. Esta noticia impactó fuertemente porque se trataba de un joven reconocido por los medios deportivos, pero todos los días jóvenes argentinos mueren a lo largo y ancho del país en el tránsito, un alto porcentaje de ellos al volante de una moto.
Los siniestros de tránsito son la principal causa de muerte de los jóvenes de entre 15 y 34 años de edad. En Argentina, más de 3.000 perdieron la vida en 2019. Mueren más por esta causa que por cualquier tipo de enfermedad. El 71% de ellos son varones.
Según estudios internacionales, a igual cantidad de kilómetros recorridos, los adolescentes conductores se ven envueltos en tres veces más cantidad de siniestros fatales que todos los conductores.
Los jóvenes conductores:
¿Cuáles son las razones para su vulnerabilidad? No es una cuestión de habilidades. Ellos se encuentran en un momento óptimo de su desarrollo físico. Sus capacidades mentales y físicas se desarrollaron “casi” totalmente. Sus respuestas perceptivas y motrices, reflejas y voluntarias, son óptimas. Sus aptitudes para aprender a maniobrar el vehículo son las mejores. Sin embargo, se accidentan más que los mayores.
Los adolescentes se hallan en un momento de cambios psico-biológicos profundos que generan inestabilidad emocional. Ciertas características atentan contra su seguridad:
Su inmadurez biológica puede alentar comportamientos riesgosos:
La falta de modelos parentales segurosy la tolerancia de muchos padres a los comportamientos riesgosos de sus hijos, tales como beber alcohol a edad temprana y en exceso, o involucrarse en riñas, tal vez porque ellos lo hicieron, no contribuyen a educarlos en seguridad.
La falta de educación vial en las escuelasprimarias y secundarias para que sean concientes del sistema del tránsito, sus riesgos y de sus responsabilidades, antes de llegar a conducir todo tipo de vehículos.
La escasez y/o ausencia de controles eficaces y sanciones efectivasa los conductores de riesgo, bajo efectos del alcohol, a excesiva velocidad, las corridas de carreras en la vía pública, el no uso de cascos o cinturones de seguridad, no contribuyen a mejorar la seguridad de los jóvenes.
La pérdida de más de 30.000 vidas que tenían todo por vivir en los últimos 10 años en nuestro país resultan un llamado desesperado a cuidar de ellos especialmente con acciones públicas imprescindibles.
Los programas educativos de ONG, como el programa “Conduciendo Por la Vida” deben ser apoyados y difundidos por el Estado, y este debe asumir también un compromiso activo integral y sostenido para el cuidado de la vida de este grupo en el sistema del tránsito.