Dos historias, dos países, y un abismo ético que mata

Un intendente ebrio  que mata y no renuncia y una ministra de Educación levemente alcoholizada que renuncia.

Había una vez un intendente argentino que salió disfrutar una camioneta nueva del municipio, bebió mucho alcohol, chocó a otro vehículo y mató a su conductor.

A pesar de haber violado la ley de tránsito, al conducir con 2,14 g/l. de alcohol en sangre, y matar a una persona , se resistió a dejar su cargo y con la ayuda de  los legisladores de su partido, consiguió que lo mantuvieran en su puesto. Se trata del Intendente Cristóbal Barboza de Arroyo del Medio, Misiones. Ocurrió el pasado 19 de junio.

 

Había una vez una Ministra de Educación en Suecia, Stefan Lofven, que fue a una fiesta y  bebió.  Al volver a su país, durante un control de alcoholemia,  se le detectó algo más de 0,2 g/l. de alcohol en sangre, levemente por encima del valor permitido en su país. Inmediatamente,  renunció a su cargo, manifestando públicamente su arrepentimiento. Tenía 10 veces menos de alcohol en sangre que el Intendente y no había matado a nadie. Ocurrió hace un par de semanas atrás.

 

Suecia tuvo, en el año 2015, 259 muertos en el tránsito y continúa en descenso.

Argentina tuvo  7472 muertos  y las víctimas no descienden.

 

¿Cuántos muertos más necesitaremos los argentinos para comprender que EL ALCOHOL AL VOLANTE MATA y que LA IMPUNIDAD MATA?

 

Foto: Clarín