Esta Semana Mundial promueve que los municipios arbitren cambios permanentes de infraestructura y legislación, en especial sobre reducción de velocidades máximas, necesarios para incentivar que la gente camine y use la bicicleta o el transporte público, y que disfrute de los parques y las calles con seguridad. Una ciudad con menos autos, sin congestiones, con menos ruidos, menos siniestros de tránsito y polución. Por el medio ambiente y por la salud es decir, por la vida. Un nuevo paradigma de la movilidad.
Por una movilidad sostenible: lograr en Argentina la prioridad peatonal.
Se necesita sancionar a los infractores.
Una masiva reducción en el tránsito automotor es necesaria para disminuir las congestiones y por distintas razones ambientales, de salud, economía, y otras, pero para que esto se pueda dar se necesitan condiciones de legislación e infraestructura para impulsar a la gente a dejar el coche.
Si en algún país en especial los peatones son tratados como usuarios de segunda -aunque todos somos peatones, y todo viaje siempre empieza y termina caminando- es en Argentina, donde se da una situación inédita: los peatones deben detenerse para dar la prioridad a los vehículos, y no al revés, como lo indican las leyes vigentes y las normas de seguridad vial, en todo el mundo.
De acuerdo al estudio de Luchemos por la Vida en la Ciudad de Bs As tan sólo el 12% de los conductores otorga la prioridad debida a los peatones. A su vez, estos (es decir, todos los habitantes) no respetan normas mínimas y elementales para su propia seguridad, a tal punto que otro estudio de Luchemos muestra que el 94% de los peatones cruza incorrectamente.
Tan desconocida resulta ésta, que muchas veces quien quiere dar la prioridad a un peatón, éste, desconfiado, se niega a pasar, mientras debe soportar las protestas de los conductores que vienen detrás, cuando no ser chocado por parar para dar paso a un peatón. Para las autoridades, esta infracción no existe, y pese a estar tipificada en la Ciudad de Buenos Aires, como “grave”, prácticamente no se labran actas.
Asegurar en los vehículos una velocidad menor, en especial en zonas urbanas es esencial, ya que, a mayor velocidad menor es el tiempo de reacción del conductor para frenar a tiempo, y en caso de arrollar a un peatón el daño será mayor, ya que está demostrado que un peatón embestido a 30 km/h tiene 90% de chances de sobrevivir, pero ya a 40 km/h son 3 veces menos, y a 60 km/h tan sólo del 20%. Por eso es fundamental legislar 30 km/h como velocidad máxima en las calles de todo el país.
Mejorar la infraestructura vial aumentará la seguridad y se evitarán accidentes, planificando las ciudades argentinas para que sean circuladas también a pie y en bicicleta. Y para ello, tendrá que tener una vía atractiva y segura, desde muchos puntos de vista.
Pero no basta -aunque de por sí sean escasas en Argentina- pequeñas zonas peatonales y algunas medidas para protegerlas, como los reductores de velocidad y las sendas peatonales, se necesitan redes completas de circulación para los peatones y ciclistas, confortables y seguras.
Un principio elemental para aumentar la seguridad de los peatones y ciclistas es separarlos lo más posible del tránsito vehicular motorizado, disminuyendo al mínimo los encuentros de ambos. Hay muchos recursos para proteger a los más vulnerables.
MEDIDAS ESPECIFICAS EN LA INFRAESTRUCTURA
También, el embellecimiento urbano, fachadas prolijas, la incorporación de árboles y plantas, y la instalación periódica de bancos, contribuirán a la atracción del trayecto peatonal, y a hacer realidad la prioridad de la vida y la salud de todos.
Foto: Eurotaller