La actividad desplegada durante el día produce fatiga, con una caída en el rendimiento físico y mental. Si, además se ha comido abundantemente, el proceso de la digestión absorbe energías físicas, aumentando la fatiga. Y si se ha bebido alcohol la situación empeora gravemente. La tarea de conducir requiere de concentración y un estado de alerta y atención permanentes. Al conducir cansado o con sueño la atención se dispersa, se hacen más lentas las reacciones y se altera la capacidad de juzgamiento de las situaciones. Ante un peligro, no se reacciona con rapidez y el riesgo de accidente aumenta. Se debe evitar conducir cansado o con sueño, tanto de noche como durante el día.
Si viaja acompañado, hable con su acompañante y pida que esté atento y le advierta si nota algún signo de fatiga o sueño. Si él también conduce, altérnese para conducir.
Si viaja solo, escuche la radio o música y baje de a ratos la ventanilla para que el aire le dé en la cara.
Mueva sus ojos. No fije la vista en el camino. Mire el paisaje de los costados, a derecha e izquierda.
Deténgase y descanse ante los primeros signos de somnolencia: bostezos, dificultad para enfocar la mirada, pensamientos confusos, problemas para mantener la dirección, etc.
Conducir con sueño, cualquiera sea la hora del día, lo coloca en situación de peligro al transitar en la vía pública, al hacer más lentas sus reacciones, distraerse con facilidad, alterar su capacidad de percepción, análisis y decisiones, etc.
Si usted se siente cansado también durante gran parte del día, se queda dormido en cualquier momento y/o tiene, en general, dificultades para dormir por la noche, porque se despierta a menudo, consulte a su médico. Su problema se puede tratar.