Un camión que circulaba a toda velocidad, zigzagueante, errático, y violando un semáforo en rojo, embistió brutalmente en una encrucijada a un auto, matando en el acto a los dos ocupantes. Según algunos testigos, el conductor cruzó en rojo y estaba visiblemente alcoholizado. El alcohol al volante volvió a matar.
Lainvestigación mundial ha identificado como una medida indispensable para disuadir a los conductores a beber,la realización sistemática de controles de alcoholemia y la sanción severa a los que superen los límites legales permitidos de alcohol.
¿Para qué? Para que en la mayoría de la población sea tan alta la percepción subjetiva de las posibilidades de que un conductor sea detenido, sometido al test y, de encontrarse alcoholizado, resulte gravemente sancionado (con multas, suspensión de licencia, cursos y hasta prisión), que la disuada de beber y conducir.
En Argentina, los controles de alcoholemia son escasos, esporádicos y sólo en algunos puntos del país. Un abordaje serio requiere controles sistemáticos, generalizados y continuos de alcoholemia en todas las rutas y las ciudades y que se sancione efectiva y seriamente a los transgresores.
Además, el Congreso debería sancionar la Ley pendiente de los Delitos contra la Seguridad Vial, en especial el de la conducción alcoholizada en alto grado.
(Ver Delitos)
Los países que trabajan por la seguridad vial invierten recursos en este tema, realizan millones de alcoholemias al año, porque saben que la inversión se amortiza con menos muertos y heridos en el tránsito y la reducción de los costos sociales y económicos.
(Ver Efectos del alcohol en la conducción)
Foto: Telam