Ante la información difundida por los medios en torno al proyecto de Ley de Tránsito de la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires, para bajar a 0 la tolerancia de alcohol entre los jóvenes conductores menores de 21 años, Luchemos por la Vida quiere compartir algunas de las razones por las cuales esta decisión puede resultar de utilidad para el cuidado de la vida de los jóvenes y la comunidad toda.
Realmente el problema de los conductores alcoholizados es grave para todas las edades. En el mundo y en nuestro país, el alcohol está presente en casi la mitad de las muertes en el tránsito. Pero en relación con los jóvenes, diferentes estudios internacionales establecen que el impacto del problema es más severo en los menores de 30 años. Y cuanto más jóvenes peor.
Los conductores adolescentes tienen 5 veces más posibilidades de morir en el tránsito que los mayores de 30 a igual nivel de alcohol en sangre y los jóvenes entre 20 y 29 años tienen 3 veces más riesgo que los mayores de 30 años.
Las razones para esta mayor vulnerabilidad de los más jóvenes son varias, entre ellas:
- Rebeldía: Se mueven en el mundo en la búsqueda y afirmación de su propia identidad adulta, diferente a la de sus mayores. Esto los lleva, muchas veces, a confrontar con ellos y a actuar por oposición, transgrediendo las normas.
- Influenciabilidad: La identificación con el grupo de pares es fuerte, y para muchos, determinante en el actuar. La palabra y el deseo de los amigos es más fuerte que el “deber ser”.
- Omnipotencia: No quieren escuchar hablar de riesgos. Los riesgos y la posibilidad de morir son negados. La muerte está muy lejos. Ellos sienten que pueden con todo, sobreestiman sus capacidades y posibilidades.
Recientes estudios estarían evaluando la influencia de las hormonas masculinas en el desarrollo de comportamientos más violentos y en el pobre control de los impulsos.
La tolerancia social por parte de los adultos al consumo de alcohol y a las transgresiones, especialmente por parte de los varones dificulta la puesta de límites y el cuidado que los padres deben darle a los más jóvenes.
Así es como, muchos jóvenes, cometen errores al conducir, conducen a alta velocidad, se distraen con facilidad (especialmente cuando conducen acompañados por sus pares), se colocan en situaciones límite, conducen alcoholizados, no usan el cinturón de seguridad, olvidan las prioridades de paso, etc. Y precipitan los hechos trágicos que llenan las crónicas policiales y las estadísticas.
En conclusión, más allá del límite de edad que se establezca, si 20 o 24, que siempre significará un corte convenido, la decisión de bajar a 0 la tolerancia legal en este grupo etario de conductores puede ser un instrumento positivo para el cuidado de este grupo y la comunidad toda, promoviendo la conciencia sobre la propia vulnerabilidad y siempre que se lo acompañe de dos condiciones: