Los accidentes de tránsito son una "guerra en las rutas". Lo dijo el British Medical Journal y lo avaló la Organización Mundial de la Salud. En la Argentina, el año último, esta batalla sin armas dejó un saldo de 7896 víctimas fatales Son 658 personas por mes, o 22 por día.
Dentro de ese balance nefasto, un dato sugestivo, bien documentado, es que la mayor cantidad de accidentes de tránsito se producen entre la medianoche y el amanecer. Según estimaciones de la Sociedad Europea de Medicina Respiratoria, hasta el 25% de los que se registran en las rutas ocurre porque los conductores se duermen al volante.
Un estudio realizado en conductores de camiones y ómnibus para una tesis de doctorado presentada en la Facultad de Ciencias Biomédicas de la Universidad Austral en 1500 choferes de larga distancia y de transporte urbano de pasajeros, corrobora lo que vienen demostrando un número sustancial de estudios internacionales y locales: que estos trabajadores poseen una deuda de sueño que se traduce en niveles de alerta que no son óptimos para la conducción de un vehículo en las rutas, particularmente de noche.
La falta o privación de sueño es un fenómeno generalizado en nuestra sociedad "abierta las 24 horas", pero cada vez más la literatura médica la vincula con una cantidad importante de trastornos de salud, como la obesidad, la diabetes y hasta las demencias. En el caso de los conductores, a las consecuencias individuales se suma un aumento de riesgo para el pasaje o la carga que transportan, así como para los demás usuarios de la vía pública.
En sus estudios, los científicos analizaron indicadores fisiológicos que permiten estimar si el reposo es "de buena calidad". El otro aspecto que midieron es la alerta. En los descansos, hicieron pruebas para ver cuánto tiempo tardaban los sujetos en responder a un estímulo (una secuencia de números que aparecía en la pantalla de una computadora). Y lo que encontraron es que en los conductores de transporte urbano, a partir de la quinta hora el tiempo de reacción comienza a prolongarse.
Por otra parte, un trabajo clásico publicado en Nature mostró que mantenerse despierto durante 17 horas produce los mismos efectos en el tiempo de reacción que haber tomado la cantidad máxima de alcohol permitida por la ley para conductores particulares, es decir, 0,5 g por litro.
Además, la falta de sueño implica un riesgo aumentado que crece si además se maneja de noche.
Los conductores nocturnos están sometidos a una carga antifisiológica, todo su organismo se va preparando para dormir y se los expone a una situación de alta concentración, como es conducir un vehículo. La conducción nocturna es de alto riesgo. De hecho, hay países donde no se puede conducir de noche. El transporte de carga y de pasajeros está prohibido.
El sistema de parejas como mecanismo para contrarrestar este serio problema, por el cual en los viajes de larga distancia un conductor está activo mientras el otro descansa, pero en el mismo vehículo, no sería la solución, porque ese “sueño” no es realmente reparador. El conductor que va de acompañante y duerme en condiciones precarias puede sufrir un fenómeno muy peligroso cuando se hace el recambio y debe tomar el volante. Se llama «inercia del sueño»: desde que se despierta hasta el momento en que tiene su máximo nivel de alerta, tiene un retardo de 40 a 50 minutos
Un modelo eficiente sería trabajar con postas, como lo hacen en la aviación. El conductor de reemplazo tiene la oportunidad de gozar de un descanso reparador.
Por otra parte, un estudio realizado por Luchemos por la Vida sobre el total de muertes en accidentes de tránsito publicados en los principales diarios del país durante tres meses, comprobó que los choferes de camiones se encuentran involucrados en el 21% de las muertes mientras los choferes de transporte público de pasajeros (micros y colectivos ) lo hicieron en el 13% de los casos*. Para ver el estudio de LxV: http://www.luchemos.org.ar/es/investigaciones/estudio-sobre-choferes-profesionales-involucrados-en-accidentes-con-victimas-mortales
Fuente e imagen: La Nación – Para leer la nota completa