Todos somos peatones y al serlo desde pequeños, como parte de un proceso natural de nuestro andar y movernos en el mundo, se nos olvida que convivir de a pie en el tránsito, con la motorización creciente, representa un desafío, que no por cotidiano resulta inocuo. La vulnerabilidad de los peatones es un hecho sabido. En un choque entre un vehículo, aún el más liviano, y un peatón, este último es el que, con mayor probabilidad, se llevará la peor parte.
Las lesiones y muertes de peatones constituyen una preocupación mundial. Los peatones constituyen un cuarto de los muertos en el tránsito. En los países subdesarrollados y en desarrollo, la mayoría de las víctimas son peatones. En Argentina, se estima que el 22% de las víctimas fatales son peatones, y en las zonas urbanas pueden superar el 40%. Proteger a los peatones requiere de acciones educativas y de cambios en la circulación vehicular y en la planificación urbana.
Sobre este último tema, brindar áreas seguras de circulación peatonal, en las zonas urbanas, con veredas continuas, en buen estado, y sendas peatonales bien marcadas para cruzar las calles, resultan esenciales y básicas para evitar atropellamientos. También que el alumbrado público sea el adecuado y que todos los semáforos cuenten con el peatonal, resultan importantes para la seguridad. Y existen otras muchas medidas para aumentar la seguridad de los peatones, pero las antes mencionadas resultan imprescindibles para evitar las muertes de los peatones en la vía pública. (Ver Peatones seguros)
En Argentina, existen muchas carencias de veredas seguras y sendas peatonales en gran parte de las zonas urbanas del país.
Si tu barrio tiene estos problemas, comentá nuestra publicación en Facebook, enviando fotos de las calles inseguras para los peatones con la dirección exacta, y remitiremos el problema a las autoridades locales. Tenés tiempo hasta el 30 de agosto.
Todos podemos hacer algo para cambiar esto.
Gráfico: WHO