El jefe del gobierno porteño, Mauricio Macri, inauguró la llamada Ciclovía Norte, por la que los ciclistas podrán circular sin riesgo ni interrupciones desde plaza Italia hasta Retiro. Esta obra corresponde a la primera etapa del “Plan de Movilidad Sustentable”, mediante el que la administración porteña propicia el uso de la bicicleta como medio de transporte y recreación.
En Avenida del Libertador correrá en algunos tramos sobre la calzada (ciclovía) y en otros, sobre la vereda (bicisenda).
Hay un segundo tramo previsto, sin fecha, entre plaza San Martín y Parque Lezama, y un tercero, entre el parque y La Boca. y que, en su mayoría, ya están terminadas, aunque permanecen obstruidas con automóviles, contenedores de materiales y basura.
El gobierno anunció que dispondrá de 20 agentes del Cuerpo de Control de Tránsito porteño, que usarán bicicletas para controlar que estas vías exclusivas sean utilizadas sólo por ciclistas.
En la ciudad, según cifras oficiales, utilizan la bicicleta un promedio de 30.000 personas por día, pero muy pocas la toman como un medio de transporte para ir y venir a diario del trabajo.
El jefe de Gabinete porteño, Horacio Rodríguez Larreta dijo que "este es el primer paso para el proyecto de movilidad sustentable con el que el gobierno busca mejorar los problemas en el tránsito".
Resulta, al menos, exagerado este objetivo cuando, en lugar de promover un transporte público masivo más eficiente y seguro, acompañado del cumplimiento de las normas, las máximas autoridades de la ciudad se enfocan en promover el uso de la bicicleta, antes de contar con la infraestructura de seguridad adecuada (algunos tramos no alcanzan) y cuando ni siquiera está vigente la obligatoriedad del uso del casco para los ciclistas. Quienes utilicen este tramo recientemente inaugurado, al salir de él -lo que sucederá inevitablemente- se encontrarán con un tránsito complejo, congestionado y caótico, y correrán graves riesgos.
Otro punto seriamente cuestionable es la decisión de construir, en muchos casos, las ciclovías sobre la mano izquierda de las arterias, cuando lo seguro es que se planifiquen sobre la mano derecha, en aquellas vías en las cuales no tengan sus paradas los transportes públicos de pasajeros.