Aunque todos sabemos que mucha gente conduce después de haber bebido alcohol, el problema comienza a definirse en cifras oficiales.
Según mediciones realizadas por la Sub-secretaría de Atención de las adicciones en la provincia de Buenos Aires, el 4,7% de los conductores conducían altamente alcoholizados, superando el límite de 0,5 gs. de alcohol en sangre tolerado por la Ley de Tránsito, y un 15% lo hacía con una alcoholización menor.
Los más jóvenes, entre 17 y 25 años, resultaron la mayor cantidad de infractores, el 47 %,. Sin embargo, para quien crea que el problema atañe principalmente a los más jóvenes le interesará saber que los mayores no se quedan atrás.
Otro estudio, realizado entre conductores voluntarios en la ruta Nacional Nº 14, provincia de Entre Ríos, por la Facultad de Bromatología de la UNER. reveló que, de los 926 voluntarios examinados, el 16,3 mostraban alcoholemias positivas y de ellos el 1,6% estaban altamente alcoholizados, por encima de los 0,5 gr. En este estudio los más alcoholizados resultaron los mayores de 58 años, 22% de los cuales mostraron alcoholemia positiva, asimismo los de 39 a 58 años registraron casi el 18% de los casos alcoholizados. Y algo muy inquietante, el 19,8 del total de los choferes de camiones examinados conducía alcoholizado.
De lo que se deduce que el alcohol en la conducción es un problema en todas las edades, tanto entre los nuevos y jóvenes conductores como entre los mayores y más experimentados profesionales, que requiere atención por parte de las autoridades por medio de controles eficaces que prohiban conducir e impongan severas sanciones a quienes conducen alcoholizados ya que ponen en peligro la vida de todos. No olvidemos que en caso el 50 % de los accidentes de tránsito está presente el alcohol. Y que no hace falta estar ebrio para ser afectado en la conducción, una leve intoxicación disminuye la capacidad de conducir ya que alarga los tiempos de reacción, altera la percepción de la velocidad y perjudica la atención, entre otros efectos nocivos.