Educar, controlar y sancionar para evitar estas tragedias
Este verano ha comenzado con signos trágicos. Un joven altamente alcoholizado, con 1,5 g/l de alcohol ha chocado y matado a dos personas, un motociclista y un chofer de camión, en un hecho ocurrido esta madrugada del 15 de febrero, en la Autopista Oeste. El exceso de velocidad y la pérdida de control van juntas en un conductor alcoholizado y tal vez bajo el efecto de otras drogas.A esto le sumamos la juventud. Con su característica combinación de inmadurez e inexperiencia.
Otros episodios de los últimos días, que estuvieron muy cerca de ser trágicos, repiten estas características, jóvenes al volante que, alcoholizados, salen a la calle o ruta y arrasan a altas velocidades con conductores inocentes que resultan lesionados, sucedió en la ruta Panamericana con un choque múltiple provocado por un joven con 2,4 g/l de alcohol y en pleno centro de la ciudad de Buenos Aires. También sucedió en Mar del Plata, en diciembre, que terminó con un peatón arrollado y arrastrado mortalmente, en Marcos Paz… y la luctuosa lista sigue…
Sin duda, el Estado argentino le debe a toda la sociedad una educación vial generalizada para los niños y jóvenes que los concientice acerca de las graves y riesgosas alteraciones psico-físicas que produce el alcohol y sus consecuencias en su persona, en sus relaciones con los demás y al volante (Ver Programa gratuito “Conduciendo Por la Vida”).
Y especialmente le debe el hacer cumplir la Ley de tránsito controlando y sancionando severamente a quien conduce alcoholizado. Algunas voces se levantan, cuando estas tragedias suceden, reclamando tolerancia 0 al alcohol, sin comprender que lo importante es generalizar y multiplicar los controles de alcoholemia sistemáticos y continuos y hacer efectivas las sanciones que ya están vigentes.
La conducción con muy alta concentración de alcohol, que implica un peligro tan grande para la vida de terceros, puede y debe ser sancionada con la máxima expresión de la repulsa social, convirtiéndolo en un “delito”, propuesta de Luchemos por la Vida.
Actuemos antes de que otros potenciales homicidas del tránsito lleguen a matar.