Tenía 23 años, estaba por terminar su carrera de Periodismo, cursaba una pasantía en un gran diario, trabajaba en un portal digital de noticias y se sentía plena y orgullosa por sus logros. Pero una noche de octubre, todo cambió para ella. "Salía de trabajar y estaba sola- relató al diario La Nación- el tránsito era un caos porque había una manifestación de piqueteros y fui atropellada por un auto al cruzar la Avenida Alicia Moreau de Justo. Me levantó en el aire y ¡caí de cabeza! Esto me produjo un traumatismo encefálico muy grave", recuerda Analía que estuvo 20 días en coma nivel cuatro -ese que la medicina clasifica como irreversible- y más de cinco meses internada en diferentes centros de rehabilitación. Sufrió cuatro operaciones y hoy, catorce años después, padece problemas para hablar, para mover su pierna y brazo derechos y perdió parte de la visión.
Se puede pensar que el único responsable de su padecer es de quien la atropelló. Pero ella no usaba el casco. Probablemente su historia habría sido muy diferente de haberlo usado. Pero la responsabilidad de no usarlo no es solo de Analía.
También lo es de las autoridades de tránsito de la ciudad que, aunque el uso del casco es obligatorio por ley, no lo controlan. Tal vez piensan que no importa si alguien muere por no usarlo, que hay que fomentar el uso de la bici, y si la gente tiene que usar casco dejará de usarla. Esto es falso e ignorante, cada vez hay más gente que lo usa a pesar de que al Estado no le importa si un ciclista muere en un choque por su falta.
Analía ahora contribuye a que a otros no les pase, dando charlas de concientización. Su lema preferido es “Yo elijo usar casco”.
Para saber más sobre cómo cuidarte en bici, Conduciendo Por la Vida