La violencia en el tránsito escala en esta sociedad crispada. Sucedió en la ciudad de La Plata, el sábado 25 pasado al mediodía, cuando una señora cruzó la calle por la mitad de la cuadra, entre los vehículos en movimiento. Al terminar el cruce, molesta con un auto que ella percibió como que casi la había atropellado, regresó a la calzada, le golpeó la ventana del acompañante e increpó a la conductora. Ésta -según se puede ver en imágenes captadas por una cámara de seguridad- reaccionó, descendiendo del coche, y en la vereda alcanzó y golpeó fuertemente a la peatona, le tironeó el pelo y la tiró al suelo, para volver al auto y darse a la fuga. *
Atención: imágenes violentas
La agresividad al volante se está incrementando en nuestro tránsito y puede devenir en daños graves para los involucrados, hasta la pérdida de alguna vida. Las causas de ella pueden ser diversas y saber reconocer a un conductor agresivo y reconocer los propios estados de ánimo al volante es clave para evitar problemas.
Por qué hay tanta agresividad entre los conductores
El tránsito nos obliga a compartir el espacio de la vía pública, y pone a prueba nuestra capacidad para convivir y tolerar frustraciones. Conducir es una acción compleja que exige mucho más de lo que parece. Involucra al conductor psicológica y físicamente. Requiere de concentración y un estado de alerta y atención permanentes y una rápida evaluación y respuesta ante imprevistos. Si un conductor se encuentra estresado, apurado, enfrascado en sus problemas, pendiente de llamadas, distraído, es muy fácil que las exigencias y limitaciones del tránsito lo sobrepasen fácilmente, aumentando significativamente la tensión y el malestar interior que obstaculizarán su autocontrol y la toma de decisiones correctas. Este caso es un claro ejemplo de ello. (Para saber más Revista Luchemos por la Vida N° 28)
¿Cuáles de estos comportamientos agresivos son también tuyos?
Muchas veces nos quejamos de lo que hacen los demás al volante, pero tal vez no somos conscientes de nuestra agresividad como conductores.Y no es necesario llegar trenzarse a golpes con alguien. Laconducción agresiva es muy frecuente, por ejemplo, en los bocinazos para apurar el arranque ante un semáforo o el acoso de los pisacolas, que parecen querer empujar al auto que va adelante para que le ceda el paso en la ruta, el zigzagueante que, sin respetar la velocidad máxima o de flujo de circulación, casi les corta el paso de los que circulan tranquilos, los que le tiran el coche encima a los peatones impidiéndoles el paso allí donde tienen prioridad, sin hablar de los gestos soeces o francos insultos que algunos conductores practican diariamente en su “cálida” convivencia en la vía pública, a la que muchos conductores se resignan y otros devuelven para no sentirse menos. A veces, estas conductas derivan en choques o en francas peleas con uso de la fuerza física o las armas. Inclusive, personas habitualmente amistosas y pacíficas parecen transformarse al volante. La ansiedad no es buena consejera en la conducción. El tránsito es un sistema en el que, guste o no, interdependemos unos de otros, en un marco de circunstancias variables y limitantes. Hay conductores seguros y conscientes de ello y de los otros, que por diversas ponen en peligro a los demás en la vía pública.
Lic. María Cristina Isoba, Luchemos por la Vida
* Fuente e imágenes La Nación