Claves para reconocer a un conductor agresivo
Dos conductores protagonizaron una brutal pelea, días pasados, en el centro de Bariloche. Un auto remise Ford chocó desde atrás a un Fiat. Fue entonces cuando el remisero se bajó furioso de su auto a recriminarle al otro conductor por haber frenado bruscamente, momento en el que comenzó una acalorada discusión, ante la mirada de varios testigos, que registraron las imágenes. El conductor del auto particular, al ver la conducta violenta del remisero, que agarró una madera para pegarle, intentó defenderse con su matafuegos y le descargó el contenido en el rostro, mientras recibía los golpes del primero. Así, hasta que llegó la policía, y dio fin a esta escalada de violencia, que afortunadamente no produjo lesiones graves en los involucrados. La agresividad al volante es moneda corriente en nuestro tránsito y puede devenir en daños graves para los involucrados, hasta la pérdida de alguna vida. Las causas de ella pueden ser diversas y saber reconocer a un conductor agresivo y cómo evitarlo es clave para evitar problemas.
Por qué hay tanta agresividad entre los conductores
El tránsito nos obliga a compartir el espacio de la vía pública, y pone a prueba nuestra capacidad para convivir y tolerar frustraciones. Conducir es una acción compleja que exige mucho más de lo que parece. Involucra al conductor psicológica y físicamente. Requiere de concentración y un estado de alerta y atención permanentes y una rápida evaluación y respuesta ante imprevistos. Un conductor, aunque no sufra trastornos de personalidad o esté drogado, si se encuentra estresado, apurado, enfrascado en sus problemas, pendiente de llamadas, distraído, no está en las mejores condiciones para conducir con seguridad, ya que las exigencias y limitaciones del tránsito lo pueden sobrepasar fácilmente, aumentando significativamente la tensión y el malestar interior que obstaculizarán la toma de decisiones correctas. (Para saber más Revista Luchemos por la Vida N° 28)
¿Sos un conductor agresivo?
Muchas veces nos quejamos de lo que hacen los demás al volante, pero tal vez no somos conscientes de nuestra agresividad como conductores.Sin embargo, la conducción agresiva es muy frecuente, por ejemplo, los bocinazos para apurar el arranque ante un semáforo o el acoso de los pisacolas que parecen querer empujar al auto que va adelante para que le ceda el paso en la ruta, el zigzagueante que, sin respetar la velocidad máxima o de flujo de circulación, casi les corta el paso de los que circulan tranquilos, los que le tiran el coche encima a los peatones impidiéndoles el paso allí donde tienen prioridad, sin hablar de los gestos soeces o francos insultos que algunos conductores practican diariamente en su “cálida” convivencia en la vía pública, a la que muchos conductores se resignan y otros devuelven para no sentirse menos. A veces, estas conductas derivan en choques o en francas peleas con uso de la fuerza física o las armas. Inclusive, personas habitualmente amistosas y pacíficas parecen transformarse al volante. La ansiedad no es buena consejera en la conducción. El tránsito es un sistema en el que, guste o no, interdependemos unos de otros, en un marco de circunstancias variables y limitantes. Hay conductores seguros y conscientes de ello y de los otros, que por diversas razones, personalidad, preocupaciones, malos hábitos adquiridos, conducen agresivamente, arriesgándose y poniendo en peligro a los demás en la vía pública.
Consejos para evitar a los agresivos al volante:
En una encuesta realizada por Luchemos por la Vida, entre mujeres y varones que conducen de vehículos, el 53% reconoció que insultaba y/o gesticulaba a otro conductor que lo molestaba con sus maniobras y 1 de cada 10 conductores varones, alguna vez, se había trenzado físicamente en una pelea por el tránsito.
Es muy importante mantener el autocontrolante los conductores agresivos, evitar provocarlos o engancharse con sus provocaciones para evitar choques o situaciones de violencia con riesgo de vida.
Pensar que la salud y la seguridad están en juego.
Lic. María Cristina Isoba, Luchemos por la Vida
* Fuente e imágenes: La Mañana de Neuquén