El exceso de velocidad es una de las principales causas de muerte en las rutas y en las calles. Cada 10 km que aumenta la velocidad a partir de los 80 km/h se duplica el riesgo de morir en un siniestro de tránsito.
Los países más avanzados en seguridad vial, están reduciendo drásticamente sus límites de velocidad en las rutas y en las ciudades. ¡Disminuir la velocidad salva vidas!
A mayor velocidad, mayor es el tiempo y la distancia que se necesita para detener el vehículo y más graves las consecuencias en caso de choque o vuelco. La velocidad máxima permitida por las señales o la reglamentación, no es siempre la más segura, pero nunca será superior a la máxima. Es necesario adecuarla a las circunstancias del camino, a las condiciones horarias y climáticas, por ejemplo, durante la noche, cuando llueve, cuando hay niebla, polvo, nieve, etc. Bajar la velocidad aumenta el margen para maniobrar.
Y cuando la ansiedad por llegar pronto, el cansancio, o el sentirte muy seguro y hábil al volante te tienten a apretar el acelerador… pensá en los muchos apurados que nunca llegaron.
¡Gracias por difundir este mensaje que puede
salvar vidas en estas vacaciones!