El gobierno francés estableció que cualquier conductor que circule por las carreteras francesas deberá contar en su vehículo con un alcoholímetro, desde el próximo 1 de noviembre.
La medida afecta a todos los conductores (franceses o no) y a todos los vehículos que circulen por el país -excepto los ciclomotores con cilindrada de 50 cc o los equipados con un etilómetro antiarranque-, por lo que los extranjeros también deberán respetar la ley y llevar un alcoholímetro.
El alcoholímetro obligatorio deberá estar en buen estado, contener un certificado de homologación y una fecha de caducidad. Podrá ser químico o electrónico.
En Francia conducir con una tasa de alcoholemia entre 0,25 y 0,4 mg/l en aire supone una multa de 135 euros y la prohibición de conducir en todo el territorio francés durante tres años. Si la tasa es superior a 0,4, el conductor se enfrenta a una multa máxima de 4.500 euros y la prohibición de conducir durante tres años.
En Francia, el 31% de los accidentes mortales están relacionados con el alcohol. En las discotecas y bares franceses ya era obligatorio desde noviembre el uso del alcoholímetro. El objetivo es reducir las muertes ligadas al consumo de alcohol.
Fuente: Agencia EFE.