La tragedia tiñó de luto ayer al pequeño pueblo de Loreto, en Santiago del Estero: 12 personas murieron en un tremendo accidente en la ruta nacional 9, a la altura de la localidad de Simbol. La mayoría de las víctimas eran maestros de un pequeño pueblo. Habían tomado una combi para ir a trabajar. El chofer que los transportaba se cruzó de carril e impactó de frente contra un camión cisterna. Hay tres heridos.
Un vecino del lugar dijo que vio que cómo la combi quiso adelantarse a un colectivo amarillo “y a mitad de camino se avivó de que venía el camión de YPF...”
Las primeras pericias indican que el chofer de la combi (una de las 12 víctimas fatales) intentó sobrepasar a un colectivo y se encontró de frente con el camión. La ruta tiene un carril por mano y en el tramo donde se produjo el accidente tiene doble línea amarilla, que prohíbe los sobrepasos.
Un estudio realizado por Luchemos por la Vida, revela un desmesurado involucramiento de los choferes “profesionales” -de transporte de pasajeros y carga- en siniestros con muertos, en nuestro país. Cada tanto, una seguidilla de tragedias nos lo recuerda. ¿Son los choferes víctimas de la situación?. Sin duda, son víctimas y victimarios.
Las acciones posibles y necesarias para revertir esta siniestralidad son muchas. Una acción fundamental es que el Estado controle y sancione, sin excepción, a las empresas y choferes transgresores. También prioritariamente, se debería capacitar a los choferes en conducción segura para que actúen como verdaderos profesionales, y reducir las horas laborables, asegurando su descanso. .
Fuente y foto; Clarin