Otra vez el exceso de velocidad. Otra vez un accidente evitable. Otra vez la tragedia.
En la madrugada del domingo 6 de julio, en la localidad bonaerense de San Antonio de Padua, Merlo, un grupo de siete adolescentes de 16 y 17 años (cuatro chicas y tres varones), más un joven de 22 que manejaba, volvía a sus casas de una fiesta. Los ocho se acomodaron como pudieron en el auto, en un espacio diseñado para llevar sólo cinco personas. Según informaron los matutinos Clarín y La Nación, a las pocas cuadras de circular por la avenida Rivadavia, a la altura de la calle Berutti, paralelamente a las vías del ferrocarril General Sarmiento, por razones que son investigadas, el auto chocó con dos árboles de la vereda correspondiente a la mano contraria. No se descarta que el accidente se haya originado por una mala maniobra del conductor, quien durante un sobrepaso habría invadido el carril opuesto y en esa ocasión hizo una brusca maniobra para eludir un vehículo que circulaba en sentido contrario y luego chocó contra los árboles. Aún se desconoce si había ingerido bebidas alcohólicas. Los cinco peritos en accidentes que trabajaron en el lugar pudieron establecer que el auto circulaba a una "velocidad altísima". Según informaron los vecinos de Padua, la calle Rivadavia, donde se accidentaron los jóvenes, es una "pista de carrera" en la que los automovilistas apenas respetan las señales. La calle cuenta con dos carriles por sentido y no existe ningún badén que obligue a reducir la velocidad. Un cartel en cada cuadra indica que la velocidad máxima debe ser de 40 km/h. pero "los conductores van a más de 120 km/h, en esa esquina siempre hay accidentes. El verano pasado, justo en este mismo lugar, se mataron dos chicos en un accidente muy parecido", agregaron. En marzo de 2000, a pocos metros del accidente de ayer, seis personas murieron al chocar frontalmente dos automóviles.