Transitar por el centro porteño el día de ayer constituyó un desafío a la paciencia y a la seguridad. Al habitual incremento del caudal de tránsito en vísperas de fin de año se le sumó otra brillante idea de las autoridades de tránsito. Desde ayer y hasta el 6 de enero próximo está permitido el estacionamiento de vehículos junto al cordón de ambas aceras en todas las avenidas de la ciudad de Buenos Aires durante las 24 horas.
La autorización exceptúa las avenidas Ingeniero Huergo, Eduardo Madero, 9 de Julio, Perito Moreno, La Rábida y las calzadas centrales de Leandro N. Alem, Paseo Colón y Sáenz, donde las prohibiciones de estacionamiento se mantendrán.
Esta resolución fue firmada por la Secretaría de Infraestructura y Planeamiento del gobierno de la ciudad, a cargo de Roberto Feletti, respondiendo a un pedido de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME).
De esta forma, se busca "facilitarle las compras a la gente y que los comercios tradicionales puedan competir mejor con los shoppings y negocios que tienen estacionamiento propio", según informó Fernando Verdaguer, titular de la Subsecretaría de Tránsito, quien admitió que esto podría producir leves demoras en el tránsito.
Es lamentable comprobar, una vez más, la absoluta indiferencia de la máxima autoridad de tránsito de la ciudad, quien planifica en función de los intereses de los comerciantes y se olvida de sus obligaciones. Poco importa si los embotellamientos se multiplican, si la tensión de los conductores aumenta y con ello la propensión a conducir riesgosamente. Tampoco importa que los ciclistas se queden sin sus carriles preferenciales. Ni el mensaje contradictorio que se le da a la población. Para la subsecretaría de Tránsito el comercio está antes que la fluidez del tránsito y la seguridad vial.