Luego de reiterados anuncios, la Guardia Urbana de la ciudad de Buenos Aires, el nuevo cuerpo de civiles que entre sus funciones debería controlar la seguridad en el tránsito, debía “comenzar” con sus tareas el día de ayer. Pero llovió. Por esa razón, según relata el diario La Nación, sólo trabajaron por la mañana labrando multas didácticas a peatones y ciclistas. No controlaron a los automovilistas, a quienes debían comenzar a labrarle multas, ya que, según el subsecretario de Seguridad Urbana Claudio Suárez, “trabajar con lluvia, con la boleta no es positivo” y consideró que “ en un operativo preventivo como éste, no hay urgencias”. En conclusión, los 70 agentes se retiraron de las 25 esquinas por la humedad. El gobierno porteño no tiene apuro para evitar que más de 250 personas pierdan la vida este año en la ciudad, en accidentes evitables. Tampoco el funcionario pareció comprender el mensaje contradictorio que emitieron al anunciar con bombos y platillos actividades luego incumplidas. Poco serio.