La pandemia del Coronavirus quedará en la historia de la humanidad por muchas razones. Sus consecuencias negativas para la vida y la salud, económicas, sociales, políticas, etc. son todavía inimaginables. De todo ello se ocupan los medios las 24 horas de cada día. Pero en Luchemos queremos rescatar algunas derivaciones positivas, y plantearnos el aprovechar sus beneficios en forma permanente.
Para los que vivimos en ciudades, la experiencia de la cuarentena nos ha sorprendido con algo positivo.Hemos visto por primera vez a las calles de la ciudad casi sin gente y sin automotores, lo que nos ha permitido disfrutar de un aire más puro, del silencio o el canto de los pájaros en medio de la jaula de cemento. A muchos, el peligro del contagio y las restricciones para el uso del transporte público, nos han obligado a caminar para hacer las compras, por ejemplo.
Disfrutar de una ciudad sin congestiones, ruidos, menos siniestros de tránsito y polución ha sorprendido tanto que muchos nos preguntamos si no llegó la gran oportunidad de incorporar estos beneficios en forma permanente.
Hay muchas medidas urbanísticas que pueden implementarse para ello: reducir la circulación de vehículos es una de las más importantes, generar infraestructura para bicicletas, ofrecer un transporte público eficiente para quienes lo necesiten, pero por sobre todo revalorizar el caminar, el único medio de transporte “natural” del que disponemos todos.
El caminar debe ser redescubierto, no como una actividad relegada a quienes no tienen recursos para tener auto o pagar un taxi, sino como una actividad saludable, deportiva, libre de stress y relajante.
Actualmente, los peatones son considerados usuarios de segunda clase en nuestro país, a tal punto que cuando se habla de políticas de transporte o de seguridad vial, inmediatamente pensamos en autos, camiones y buses, y normas de circulación de los mismos, pero casi nunca se piensa en los peatones, a la vez principales víctimas de los automotores (cada año más de 1.500 peatones mueren en Argentina y 270.000 en el mundo).
HACIA UN NUEVO PARADIGMA
Antes que nada, es necesario cambiar nuestra mentalidad. Caminar o andar en bicicleta no eran vistos hasta ahora como medios relevantes de movilidad.
Una masiva reducción en el tránsito automotor es necesaria para disminuir las congestiones (y por distintas razones ecológicas, de salud, economía, etc.), no sólo en el número de viajes sino también el número de automóviles.
Una densa red de transporte público, eficiente, frecuente, seguro, que facilite una ágil y segura combinación con peatones y ciclistas es indispensable.
No bastan los reductores de velocidad y sendas peatonales para proteger a los peatones. Se necesitan redes completas de circulación para los peatones, confortables y seguras.
ARGENTINA: EL REINO DEL REVÉS
Este nuevo paradigma encuentra en nuestro país un obstáculo importante, ya que se da una situación inaceptable: los peatones debemos detenernos para dar la prioridad a los vehículos, y no al revés, como lo indican las leyes vigentes y las normas de seguridad vial, en todo el mundo.
De acuerdo a un estudio de Luchemos por la Vida, en la Ciudad de Buenos Airess tan sólo el 10% de los conductores otorga la prioridad debida a los peatones. A su vez, estos (es decir, todos los habitantes) no respetan normas mínimas y elementales para su propia seguridad.
Tal vez ha llegado la hora que en Argentina empecemos a entender y poner en práctica el actual paradigma de la movilidad, con un papel trascendente para el peatón. Pero para ello debemos dar primero todos unos pasos elementales de civilización y evolución: dar la prioridad a los peatones.
El control y la sanción de los conductores que no respetan la prioridad peatonal o conducen a una velocidad excesiva o violan los semáforos en rojo deviene esencial para aumentar la seguridad peatonal, indispensable para disminuir los siniestros y también para estimular el caminar.
Asegurar en los vehículos una velocidad menor es nodal, ya que, a mayor velocidad menor es el tiempo de reacción del conductor para frenar a tiempo, y en caso de arrollar a un peatón el daño será mayor, ya que está demostrado que un peatón embestido a 30 km/h tiene 90% de chances de sobrevivir, pero ya a 45 km/h son menos del 50% y a 64km/h tan sólo del 20%.
INFRAESTRUCTURA
Para que alguien elija caminar, tendrá que tener una vía segura y también atractiva, desde muchos puntos de vista:
Un principio elemental para aumentar la seguridad y la tranquilidad de los que caminan es separarlos lo más posible del tránsito vehicular, disminuyendo al mínimo los encuentros de ambos, que se dan en general, al cruzar los peatones las vías vehiculares.
Áreas peatonales, especialmente en el centro de las ciudades, de acceso fácil con transporte público frecuente y seguro, mapas con trayectos atractivos para caminar, propuestas diversas, como por ejemplo ir caminando a un determinado espectáculo, shopping, o partido de fútbol.
Mantener las veredas en buen estado y limpias (especialmente libres de basura o excrementos de perros y otros) y evitar el estacionamiento o carga de vehículos sobre las veredas, así como liberar a éstas de todo tipo de obstáculos, como kioscos o mesas de restaurantes y bares, tachos de basura o contenedores, postes innecesarios, etc.
También la vía peatonal deberá ser segura, no sólo vialmente, sino en lo que a seguridad personal se refiere, así como bien iluminada. Si no, los peatones evitarán trayectos donde crean podrán ser asaltados, o sufrir cualquier violencia delictiva, evitarán puentes, túneles o veredas oscuras y desiertas.
Otra medida importante será asegurarse de que siempre existan veredas continuas, y además ensanchar las existentes, lograr menores velocidades de los vehículos circundantes, disminuyendo también así la polución ambiental y el nivel de ruido. El embellecimiento y prolijidad de las fachadas, la incorporación de árboles y plantas, y la instalación periódica de bancos, contribuirán a la atracción del trayecto peatonal, y hacer realidad la prioridad de la vida y la salud de todos.
Foto: OMS