Los resultados del estudio que realizó Luchemos por la Vida revelan que se registra nuevamente un descenso general del uso (29% promedio), con respecto a la primera semana de controles (octubre 2004). Es preocupante que esa disminución se da por parte de la mayoría de los conductores que circulan por la ciudad.
La falta de concientización y educación vial, asignatura pendiente para la mayoría de la población, se suma a las creencias personales, a partir de la propia experiencia de vida que les hacen pensar, erróneamente, que nada les pasará, porque nunca les pasó antes, porque conducen bien, tienen práctica al volante, etc. Y los acompañantes se confían. Para todos ellos, el camino urgente es que el Estado los proteja, con controles y sanciones efectivos que desalienten esta conducta de riesgo.
Es necesario activar urgentemente todos los controles de uso del cinturón de seguridad y Sistema de Retención Infantil (SRI).El éxito (que todos usen el cinturón de seguridad para salvar muchísimas vidas) dependerá de que una vez reforzados, se mantengan en el tiempo, permanentes y generalizados, es decir, que se realicen en distintos y cambiantes puntos de la ciudad, no sólo en el centro, sino también en los barrios y accesos a la ciudad, alternativamente a toda hora del día pero también de la noche, tanto los días hábiles como los feriados. Es decir, no se deben limitar a semanas o algún mes, sino que deberán existir todos los meses del año, y por muchos años.
Resulta fundamental que todos los funcionarios y empleados gubernamentales den el buen ejemplo de su uso, adoptándose para ello las medidas internas adecuadas. Por ejemplo, que las ambulancias del SAME, sus médicos, y todos los funcionarios, que lo usen siempre, así como la Policía y otros agentes de control de tránsito. Asimismo, será esencial para el éxito del control que las infracciones labradas se transformen en sanciones efectivas sin excepción, es decir que, si se trata de una multa, la misma sea efectivizada.