El gobierno de la Ciudad de Buenos Aires anunció que aumentarán los controles a motociclistas y comenzarán a hacerles tests de alcoholemia. La Ciudad dispuso 40 puntos rotativos, de los cuales sólo en 10 medirán el alcohol en sangre. En el caso de los conductores de motos, el límite es de 0,2 gramos por litro de sangre, y de 0,5 g/l para el acompañante.
Motivó esta decisión el incremento, según las últimas cifras oficiales en 2017, de motociclistas fallecidos que ocuparon el primer puesto en muertos en siniestros viales, 39,3 % del total, seguidos por los peatones con el 34,3 %. El 27% de los motociclistas que murieron en la Ciudad presentaba niveles de alcoholemia superiores al límite legal. *
La confrontación de estos datos pone en evidencia la necesidad de incrementar los controles de alcoholemia -no solo a los motociclistas- ya que es mínima la cantidad que se realiza, y la incidencia de alcohol en los siniestros viales fatales es muy elevada.
Los países exitosos en reducir la conducción alcoholizada (y/o con drogas) realizan enormes cantidades de controles de alcoholemia cada año. A título de ejemplo, según el informe de ETSC (Consejo Europeo de Seguridad en el Transporte) * durante 2017, se realizaron, en:
Suecia 1.297.000 controles. 130 cada mil habitantes
Finlandia 1.535.000 controles. 279 cada mil habitantes
Austria 1.660.000 controles. 189 cada mil habitantes
España 6.136.000 controles. 132 cada mil habitantes
Francia 9.844.000 controles. 152 cada mil habitantes
Argentina 300.000 controles. 7 cada mil habitantes (estimado).
No bastan controles esporádicos y escasos, o algunos fines de semana en la esquina de un boliche. Las autoridades, responsables de la movilidad y el tránsito, deben comprender que sin controles efectivos ni sanciones eficaces no podremos avanzar significativamente en la seguridad vial, y salvar las más de 7.000 vidas que se pierden cada año en siniestros evitables.
*Fuente y foto: Clarin, ETSC (European Transport Safety Council)