La ingestión de algunos medicamentos puede afectar seriamente la capacidad para conducir vehículos. Muchas personas no lo saben y se arriesgan gravemente conduciendo bajo sus efectos. Luchemos por la Vida ha elevado una propuesta para la introducción de pictogramas de advertencia en la caja y prospectos de estos medicamentos. Esta propuesta necesita ser plasmada en una ley nacional, que sancione el Congreso.
Los medicamentos, herramientas valiosísimas para recuperar o mantener la salud, pueden, en ciertos casos, transformarse en un riesgo para la seguridad e integridad de las personas en el tránsito. Esto ocurre cuando las drogas que componen el medicamento, en sí mismas o asociadas con otros químicos, alteran el estado psicológico y/o físico del conductor en funciones necesarias para conducir.
Legalmente, la ingestión de drogas, impide conducir "cuando altera los parámetros normales de la conducción, cuando existe somnolencia, fatiga o alteración de la coordinación motora, la atención, la percepción sensorial o el juicio crítico".
Son muchos los medicamentos recetados que pueden afectar fuertemente la capacidad de conducir. Por ello es importante consultar al médico cuando un nuevo fármaco es recetado para saber si el mismo puede afectar la conducción, y también es muy útil leer los prospectos del mismo para conocer los posibles efectos negativos sobre la capacidad de conducir. Pero la mayoría de los consumidores no lo hace. Y muchos se automedican, sin conocer los posibles efectos negativos para la conducción.
Luchemos por la Vida ha presentado en 1998 una propuesta al ANMAT (Administración Nacional de Medicamentos), que tiene a su cargo el control y autorización de medicamentos, para la aprobación de una disposición que obligue a los laboratorios medicinales a la impresión, en los frentes de los envases de medicamentos y en el prospecto, de un triángulo rojo atravesado con la frase "Puede afectar a la conducción", en el caso de aquellos productos que por las características de sus componentes químicos, puedan producir alteraciones en la capacidad de conducir vehículos.
Se propone que el mismo signo o triángulo rojo se incorpore también al Vademécum, al lado del nombre de cada mediamento que corresponda, como se hace en otros países.
Esta propuesta se basa en exitosas experiencias desarrolladas en los países escandinavos que son "modelos y pioneros en seguridad vial", en los cuales esta disposición rige desde hace años. Luchemos perfecciona la propuesta vigente en Europa nórdica, al agregar la frase "puede afectar la conducción" para facilitar la comprensión del signo y sus alcances.
Este signo servirá de advertencia recordatoria para pacientes y médicos, lo cual podrá significar evitar muchas situaciones de riesgo y accidentes.
Los médicos que detecten en sus pacientes una enfermedad, intoxicación o pérdida de función o miembro que tenga incidencia negativa en la idoneidad para conducir vehículos, deben advertirles que no pueden hacerlo o las precauciones que deberán adoptar en su caso. Igualmente, cuando prescriban drogas que produzcan tal efecto. (Art. 73, ley 24.449)
Luchemos por la Vida propone en su proyecto incluir un triángulo rojo, claramente visible, atravesado con la frase “PUEDE AFECTAR LA CONDUCCIÓN”, impreso en el envase y prospectos de los productos medicinales que, por las características de sus componentes químicos, puedan producir alteraciones en la capacidad de conducir.
Este signo servirá de advertencia recordatoria para pacientes y médicos, lo cual podrá significar el evitar muchas situaciones de riesgo y accidentes y salvar así alguna vida, así como una colaboración de importancia al quehacer de los profesionales de la salud, mucho más involucrados en su responsabilidad, y de acuerdo a la legislación nacional de tránsito.
El interminable trámite administrativo presentado en la ANMAT lleva el número de expediente 1-47-9007-98. Diversos asesores y funcionarios, gran parte de ellos médicos, opinaron sobre la propuesta, esmerándose muchos de ellos en buscar, encontrar o inventar inconvenientes, por los cuales desestimar el proyecto, y no obstante que la reglamentación de la ley nacional de tránsito establece, en su artículo 48, a,1,2,y 3, que “el prospecto explicativo de los medicamentos debe advertir en forma resaltada el efecto que produce en la conducción de vehículos; también el médico debe hacer la advertencia...”. El expediente fue derivado hacia el Ministerio de Salud, donde otros “expertos en salud”, se esforzaron en agregar nuevas objeciones.
Mientras tanto, en los más de 14 años que lleva el trámite de esta sencilla pero eficaz medida de seguridad, nos preguntamos cuántas personas murieron en accidentes de tránsito en Argentina, como consecuencia de medicamentos cuyos efectos ignoraban quienes los tomaron, o incluso los médicos que los recetaron.
El proyecto de Luchemos por la Vida soportó un largo y burocrático proceso de análisis, que terminó sin éxito.
Años después se consiguió despertar el interés de algunos legisladores, quienes elaboraron un proyecto de ley al respecto, que quedó también sin resolución. En la Cámara de Diputados, el proyecto de Luchemos por la Vida, con algunas variaciones, que a nuestro juicio lo limitaron, ingresó con el Nº de Expediente 6622-D-2008 y con el Nº de Expediente 5276-D-2013, pero no tuvo tratamiento.
Este proyecto también fue presentado en varias oportunidades a la Agencia Nacional de Seguridad Vial (ANSV), desde su creación en 2008.