revista "luchemos por la vida" - Año 4 - Nº 8

Editorial


En numerosas entrevistas televisivas, radiales o periodísticas de las que somos objeto, se plantea casi irremediablemente la siguiente pregunta: Qué pasa con nuestro tránsito? ¿es posible mejorarlo?

La respuesta, lleva a un planteamiento crudo de la realidad que todos vivimos y sufrimos a diario, y la palabra que más se acerca a describir nuestro tránsito es, aunque parezca dura "ANARQUIA".

Según la definición de la Real Academia Española significa "Falta de Gobierno, desorden, confusión, por ausencia o flagelo de la autoridad pública". Y los diccionarios de sinónimos agregan: "desorganización, desgobierno, caos, etc.)

Y usted, querido lector, juzgará si la descripción es adecuada, en especial , cuando se muerda los puños de impotencia al ver violar semáforos en rojo impunemente, o autos o camiones parados en doble fila en importantes avenidas, o circulando de contramano, niños en asientos delanteros, motociclistas sin casco, muchas veces ante la mirada perdida de un policía o agente municipal de tránsito, en cualquier parte del país.

Esta "anarquía" e "impunidad" que reina en nuestras calles y rutas, y a la cual la mayoría de la población se ha habituado, cuando no se transformen en los transgresores constantes, es el gran escándalo de los visitantantes que vienen de países desarrollados y otros no tanto, y que no alcanzan a entender qué pasa en la Argentina, porqué no se controla a los que hacen el tránsito (automovilistas, colectiveros, ciclistas, peatones, etc.) ni se sanciona a los transgresores, muchos de los cuales se transforman, a la corta o a la larga, en homicidas.

Y nosotros, tampoco lo entendemos. Lo que sí sabemos, nos consta, y podemos asegurar, y cualquiera que haya viajado un poquito al exterior puede comprobar con sus propios ojos, es que no funcionan los sistemas del tránsito sin controles eficaces, y sanciones a los potenciales homicidas que ponen en peligro la vida propia y ajenas. Sanciones, sí, aplicadas con un criterio y una finalidad educativa, pero sanciones serias al fin.

Y quiero anticipar mi respuesta, la de Luchemos por la Vida, a aquellos que con razón, nos dicen que es muy importante la concientización y la educación vial.

Sin duda que es así. Y para ello existe y trabaja Luchemos por la Vida, y por ello, porque vivimos para concientizar y educar, tenemos la obligación de decirle que, pese a los muchos progresos logrados en la concientización masiva de la Argentina, hay muchos que, como en todo el mundo, la única concientización que entienden, es la que viene con la persuasión que implica meter la mano en el bolsillo para pagar una multa, o el retiro de la licencia de conducir, o también el arresto que la ley prevee...

Cuando las autoridades de todo el país, y a todo nivel, comprendan que, sancionando a aquél ciudadano que viola por primera vez un semáforo en rojo o la velocidad máxima permitida, posiblemente eviten que al hacerlo por quinta vez mate a otro semejante, habremos empezado a ingerir el antibiótico más indicado y eficaz para combatir y terminar de raíz con esta terrible epidemia de los accidentes de tránsito que tantas miles de vidas se llevan todos los años, en una suerte de anarquía e irreacción de los poderes públicos.




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