Testimonios de vida
Reproducimos aquí experiencias de vida, testimonios, valientes, de personas que se han atrevido a compartir su dolor para que otros no lo sufran. Son algunos de los que llegaron a nuestro sitio web, a la sección "Lo que te pasó importa", y como importan, y mucho, los ponemos en papel para que llegue a más gente.
Cinturón para todos: sin excepciones.
Por María Silvana Petrolati, de Capital Federal
Siempre usábamos cinturón de seguridad todos, aún para un viaje de pocas cuadras. En Marzo de este año, al emprender un viaje a la costa, cargamos una valija al lado del conductor (mi esposo) y la otra valija en el baúl. Atrás viajábamos mi hija de tres años y a su lado yo, con la beba de 6 meses "a upa". Por nuestra ignorancia, pensabamos que viajábamos seguros ya que todos supuestamente teníamos el cinturón puesto. Yo había colocado mi cinturón por encima del bebé sujetándonos a las dos juntas.
En la ruta 2, un auto al que estabamos pasando se abrió hacia nuestra mano chocándonos y alejándose después. Volcamos y dimos cerca de seis vueltas. Al detenerse el auto vimos que la beba no estaba. La encontré a unos 15 metros del auto sobre el pasto. Por milagro de Dios, sólo sufrió una fractura de cráneo que no le dejó ninguna secuela. Al resto de la familia no nos pasó nada gracias al cinturón. Yo me pregunto cómo hubiera podido vivir con la culpa, si a mi bebota le hubiera pasado algo irreversible. Si hubiera viajado en su sillita (que dejamos en casa por las valijas) no hubiese salido despedida con el riesgo de perder su vida. No seamos suicidas con nuestra vida y la de los nuestros: cinturón para todos, sin excepción.
Baches y colectivos = muerte
Por Alicia de Francesco, de Villa Ballester
El 9/2/00 mi hija Patricia, de 29 años, circulaba en su bicicleta, rumbo a su kinesiólogo, cuando faltando 3 cuadras para llegar,en las calles Independencia y Pueyrredón de Villa Ballester, es encerrada por el colectivo interno54 línea 78, conducido por el chofer homicida Raúl A. Garay. A pesar de los golpes dados por Patricia a la carrocería del colectivo, éste continuó su marcha haciéndole perder el equilibrio en un bache profundo (hoy tapado por el municipio) cayendo y siendo aplastada por la rueda trasera.
Hasta el día de hoy no hemos recibido ni un llamado ni una mísera carta de la empresa o el chofer condoliéndose con la familia. Culpo a la desidia y al silencio de la vetusta empresa "Los Andes S.A.C." y a las presiones laborales a las que son sometidos sus choferes, sin controles psico-físicos de ningún tipo.
Mi corazón sangra día a día: me quitaron una parte de mi ser.
¡Cuidado con los medicamentos! Por Gustavo Enzo Delgado, de Villa Angela Debido a frecuentes picos de hipertensión tuve una pequeña
afección cardíaca en el mes de mayo del 2001. Luego de estudios muy complejos
volví a trabajar. El 15/5/2001 tomé los medicamentos que me había
recetado el especialista y me dispuse a viajar junto con mi esposa y mi
hija 260 km. para realizar unos trámites personales. Luego de haber transitado
120 km. y a una velocidad de 110 km/h. - no miento - siendo las 6:00, lo único
que recuerdo son un par de luces y segundos más tarde un fuerte sacudón en el
auto. Al volver en sí, sujetaba fuertemente el volante y transitaba por la
banquina contraria. Había chocado de manera frente-lateral con otro vehículo
que se desplazaba en sentido contrario. Los daños en ambos rodados fueron
cuantiosos, pero nadie resultó lesionado por Gracia Divina. Luego supe que
los medicamentos producían somnolencia. No recibí ningún consejo sobre el
particular ni menos aún leí las contraindicaciones en el prospecto. Mi humilde consejo: si estás siendo tratado permanentemente con medicamentos
preguntale a tu médico si podés conducir. Lo segundo: si estás cansado, mal
dormido, perdé unos minutos de tu viaje y pará. Muchas veces pedimos que Dios
proteja nuestro viaje, pero también él nos pide a nosotros prudencia.
Ojo con el alcohol Por Jorge A. Jorgensen, de La Plata En ocasión de transitar por una ruta provincial (ruta 36)
con destino a La Plata, observo una camioneta que estaba parada sobre la mano
contraria, esperando mi paso. Como la noche estaba en pésimas condiciones,
disminuí la velocidad y me abrí un poco hacia la banquina; en el momento que
paso, la camioneta se me viene encima haciendo que mi rodado sea impactado en
todo el lateral arrastrándome a un zanjón. Según dijo el conductor, se le
escapó el pie del embrague, pero la realidad eran los litros de alcohol que
tenía encima. No me mató por que Dios existe.
Maldito ciclista Por Pablo Sualso, de Capital Federal Me dicen Bebo, y esta es mi historia: un día caminaba por las calles de Once
(Corrientes y Pueyrredón), con destino a la estación, cuando de repente veo un
ciclista que pedaleaba con todas sus fuerzas para alcanzar el semáforo que ya
estaba en rojo y pensó que yo me iba a correr, pero cuando me di cuenta ya
estaba tumbado en el suelo con un gran dolor en mis costillas, y a pesar de todo
el esfuerzo que hizo ese desalmado ciclista, no logró evitar que un colectivo
lo atropellara. Han tenido que suplantar la mayoria de mis piezas dentarias y
debí usar estabilizadores en mi cintura por largo tiempo. Ahora estoy bien,
pero apelo a la conciencia de todos al circular por las calles. Usálo. Por Valeria Longobuco, de Capital Federal Abel se manifestaba en su alegria cuando por fin tuvo su
moto. Hoy nos manifestamos en el dolor de ya no oír su sonrisa, ni asombrarnos
de sus aventuras...
Cada vez que vemos a un joven en moto y, sin casco, nuestra piel se eriza.
Gritaríamos a los cuatro vientos que si tenés moto, no te olvides del casco
en tu cabeza... cuidate: ¡¡¡tu vida es valiosa!!!
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