Todos somos peatones en algún momento. Por ende todos somos los más frágiles en el tránsito en esa situación. En general, no somos concientes de nuestra fragilidad. Así es que nos arriesgamos de diversas maneras .Y nos habituamos a esos riesgos sintiendo que nunca nada malo nos va a pasar. Pero pasa.... mucho más frecuentemente de lo que todos queremos creer.

En cifras: durante 1999 se estima que murieron en nuestro país más de 3300 peatones en accidentes de tránsito, algo más de 9 personas por día. Solamente en la ciudad de Buenos Aires hubo al menos 240 víctimas fatales.

Por estos motivos, Luchemos por la Vida ha decidido dedicar esta nueva campaña a la sensibilización y educación de los peatones, partiendo de los testimonios de los comportamientos de riesgo más comunes y "las razones" que los sustentan, para confrontarlos luego con las consecuencias posibles, representadas por casos concretos, ejemplos de lo que les sucede, desgraciadamente, a cientos de personas, cada día, en nuestras calles y rutas.

Por medio del testimonio visual y sonoro(en radio), de cuatro casos de accidentes y sus dramáticas o trágicas consecuencias, se proponen cuatro comportamientos seguros. Los mensajes finales dicen así:

Porque en el sistema del tránsito, como peatones, llevamos las de perder. Y el único camino seguro es el de la prevención, haciendo uso de la vía pública como la Ley de Tránsito lo indica, para nuestra protección.

La mamá y el tremendo dolor por la pérdida de su hijo que jugaba en la vereda y salió corriendo detrás de la pelota, resultando muerto al ser arrollado por un vehículo.
La angustia de una madre cuya pequeña cruzó sin esperar el semáforo y fue atropellada sufriendo graves y múltiples lesiones, de pronóstico incierto.
Un hombre de campo que no sale de su sorpresa y dolor por la muerte de su hijo con quien volvía, como todos los días, caminando por el costado de la ruta, de espaldas al tránsito, lo que le impidió ver venir y evitar al camión que lo mataría.
El caso de un hombre joven que, como muchos, se acostumbró a cruzar por mitad de la cuadra y hoy no sabe si volverá a caminar.