Los tres elementos constituyen el ya conocido triángulo de la seguridad cuyos componentes en forma aislada o en conjunto intervienen en forma directa o indirecta en la generación de las condiciones que provocan el accidente.

En las estadísticas elaboradas en los distintos países en general el factor humano aparece relacionado como la mayor causa de los accidentes de tránsito, relegando a un segundo término al factor camino y medio ambiente y al vehículo. En estudios estadísticos que toman como base los datos facilitados por las policías de tráfico es frecuente encontrar que el factor humano incide en un 90% y el resto se distribuye entre el camino y el vehículo. Esto refleja la realidad si se toma en forma aislada cada uno de los factores como causantes únicos y principales del accidente.

Pero la verdadera participación del factor vehículo en los accidentes de tránsito puede llegar a un 25%, en combinación con los otros factores.

El desconocimiento de la verdadera influencia del vehículo en los accidentes de tránsito y sus consecuencias plantea los siguientes problemas:

- Dificulta la adopción de medidas administrativas adecuadas a la magnitud y naturaleza del problema.

- Ofrece una información errónea a los usuarios que puede contribuir a fomentar una falsa confianza en la bondad del medio tecnológico que usan.

Ambos aspectos son negativos para la seguridad vial.

En los vehículos nuevos:

1) Incidir sobre la seguridad en las fases de diseño y fabricación mediante las siguientes herramientas:

- Legislación

- Homologación

- Ensayos

- Investigación

En los vehículos usados:

2) Garantizar con el mantenimiento posterior que el vehículo se encuentra en perfectas condiciones de conservación y seguridad. Esto se logra con:

- Controles periódicos del estado del vehículo

- Controles en la vía pública

- Sanciones (multas, impedir circular, etc.)

De estos aspectos cabe mencionar que el control es una parte importante de la seguridad vial. La falta de control y de sanciones desinhibe la conducta de los conductores, los que llegan a comportarse sin la adecuada prudencia necesaria para evitar situaciones de riesgo.

Los controles y las sanciones siempre son antipáticos, muchos claman por seguridad vial, pero pocos aceptan limitar sus derechos en el uso del vehículo en pos del interés común.

Las autoridades en su deber de velar por el bien común deben hacer abstracción de un presunto costo político y aplicar el rigor de la reglamentación.

Incluso en nuestro país hay quienes reclaman que la policía se aboque a los temas de seguridad y no al tránsito. Esta es una pretensión totalmente equivocada. A nivel internacional la participación activa de la policía en la seguridad vial es una norma y tiene una alta efectividad dado que esta detenta el ejercicio de la fuerza pública. Por otra parte si lo cuantificamos en vidas humanas perdidas, las que se pierden por accidentes de tránsito son significativamente mayores que las perdidas por hechos criminales.

La verificación técnica tiene como uno de sus objetivos asegurar que los vehículos en circulación mantengan condiciones mínimas de seguridad durante toda su vida útil.

Las experiencias internacionales indican que luego de la implantación del sistema de inspecciones periódicas se ha logrado una reducción de los accidentes imputables a fallas mecánicas superior al 50%.

De la experiencia recogida en la puesta en marcha de la VTV en la Provincia de Bs. As. se pueden obtener datos estadísticos valiosos que nos dan información sobre el estado del parque circulante. Sin ninguna duda esto desmiente que la VTV sea "Un hospital para sanos" como algunos afirman. Los resultados indican que

Un 30% de los vehículos que pasaron por la VTV están en condiciones incompatibles con la circulación segura.

Esos datos nos permiten apreciar los puntos más críticos, es decir dónde se localizan con mayor frecuencia los defectos de funcionamiento.

El primer lugar donde se producen deterioros es en el sistema de suspensión, que está integrado por los componentes de suspensión propiamente dichos (amortiguadores, elásticos, resortes) y por los vínculos como parrillas, tensores, bujes, rótulas, barras estabilizadoras.

En segundo lugar figura el desequilibrio de frenos, es decir que alguna rueda frena más que las otras, lo que desvía el vehículo de su trayectoria en las detenciones. Es una avería peligrosa y es preciso repararla lo antes posible.

En tercero, quinto y séptimo lugar aparecen deficiencias con las luces reglamentarias, de freno, posición, giro, retroceso y proyectores frontales. Tienen la doble misión de permitirnos ver y ser vistos cuando conducimos durante la noche o cuando las condiciones atmosféricas como lluvia o niebla dificultan la visibilidad. Otro de los problemas es la regulación de los faros para que no encandilen a los que vienen por la vía contraria. Muchas veces, este tipo de defectos queda enmascarado después de un accidente por la rotura de las mismas piezas. Las luces deben estar en perfecto estado.

También son preocupantes los desperfectos en el sistema de dirección, que es el encargado de transmitir al vehículo la voluntad de su conductor; si falla, es fácil de entender que puede traer consecuencias mortales.

Aunque no comentaremos todos los desperfectos descriptos en la tabla, haremos especial mención a los neumáticos. Pensemos que el vehículo se desplaza, acelera, frena y debe conservar la estabilidad de marcha en distintas condiciones del camino, no sólo en relación con su geometría, sino también con la presencia de agua, humedad, nieve, hielo y barro; todo ello ocurre gracias a la adherencia entre el pavimento y cada uno de las ruedas que, para ser ilustrativos, tienen la superficie de la palma de la mano. En condiciones de pavimentos mojados, las gomas lisas pueden generar la pérdida de control del vehículo y el fenómeno de deslizamiento (pérdida de adherencia) conocido como aquaplanning. Por eso las normas exigen una mínima profundidad del dibujo, para garantizar un cierto drenaje del agua. Obviamente, es grave que un neumático no cumpla con los requisitos necesarios.

Las estadísticas muestran la importancia de la Verificación Técnica Vehicular (VTV) para detectar las anomalías de los vehículos y, consecuentemente, su reparación.

Otro aspecto que conviene destacar es la relación entre la antig\'fcedad del vehículo y el porcentaje de aprobación. Se ha podido observar que el porcentaje de aprobación es decreciente a medida que aumenta la antig\'fcedad del vehículo, lo que indica un mantenimiento deficiente y la necesidad de renovación del parque vehicular a los efectos de mejorar la seguridad vial.

También se ha observado que los vehículos que ya han pasado alguna vez por la verificación técnica presentan un porcentaje de aprobación mayor lo que indica la mejora en el mantenimiento y en la concientización de la gente el haber pasado la VTV.