Editorial
Nos parece por momentos que todos los esfuerzos que hacemos son en vano, y de alguna manera nos contamina ese pesimismo generalizado que pregona que los \ldblquote argentinos somos así, que no tenemos remedio, que nada se puede cambiar\rdblquote.
Sin embargo, debo admitir que ese pesimismo, personalmente, no me dura más que unas pocas horas, hasta que salgo a la calle y veo algunos conductores con sus cinturones ajustados, algún ciclista circulando por la mano derecha, con su casco puesto, o, en muchas esquinas, automóviles y también, ¡yo lo ví! un colectivo deteniéndose, al doblar en una esquina, para dar la prioridad a los peatones.
Y ello nos da alegría, y nos da nuevas esperanzas, ya que significa que algo está cambiando en el tránsito argentino, que hay gente que es permeable a las campañas permanentes que venimos desarrollando, y que están cambiando y mejorando sus hábitos en el tránsito y su respeto por la vida propia y ajenas.
En otras palabras, que la utopía por la que existe y trabaja Luchemos por la Vida y muchos de ustedes, queridos lectores, (tránsito ordenado, eficaz y sin muertos),es posible.
Renovadas las fuerzas y el entusiasmo por los cambios que se van logrando en la realidad cotidiana, de los cuales, en parte, nos sentimos promotores, volcamos más y más energías a seguir luchando por la vida, en la certeza que estamos en camino de alcanzar un tránsito mejor en un futuro no muy lejano.
Es imprescindible para ello que sumemos los esfuerzos de todos ustedes, y el de los funcionarios públicos que (como ya algunos lo entendieron, y trabajan para ello) comprenderán tarde o temprano que el tránsito caótico y sus miles de muertos, es uno de los problemas graves que debemos solucionar en la Argentina, y por lo tanto deben implementar controles serios, permanentes y generalizados de alcoholemia, velocidad, uso de cinturón y casco, etc. Y aplicar sanciones a los infractores, para alcanzar un tránsito civilizado y respetuoso de la vida.
Y la utopía, será realidad.