Editorial
Ese es el sello, el rótulo, la realidad, el punto final que querríamos para los muertos que producen los accidentes de tránsito. Querríamos un definitivo "Nunca más", que no haya más familias que tengan que llorar seres queridos muertos en calles y rutas, adolescentes aplastados en ciclomotores, adultos con sus amores, sueños, proyectos y fantasías, destruidos en un instante entre los hierros retorcidos de un automóvil o un micro, o con el golpe seco de una frágil cabeza de peatón destrozada contra el asfalto. NUNCA MAS...
Sin embargo, más allá de las expresiones de buenos deseos de todos, y de los esfuerzos de unos pocos (Luchemos por la Vida, otros) parecería estar lejano el día de poner un definitivo "NUNCA MAS".
Pero quizás puede estar muy cercano si de una vez por todas nos damos cuenta que debemos empezar por un NUNCA MAS personal, un "Nunca más" me voy a subir a un auto sin abrocharme el cinturón de seguridad, "Nunca más" voy a conducir después de haber ingerido alcohol, o a conducir a más de 90 o 100 km. por hora, "Nunca más" cruzaré el semáforo en rojo, o como peatón por otro lugar que no sea la esquina o senda peatonal.
La seguridad vial empieza para cada uno con una opción personal, con una elección personal, que debe ser practicada por todos, pero mucho más por los funcionarios públicos que tienen responsabilidades en el tema: si no, con que convicción vamos a promocionar la seguridad vial o van a hacer cumplir las leyes del tránsito a los demás, ¡si no están convencidos que son buenas para ellos y sus familias!, y a la vez no nos brindan el buen ejemplo, absolutamente necesario para convencer a los demás. NUNCA MAS.
De vos depende.